El palacio presenta una intrincada arquitectura neomanuelina, con fachadas ricamente talladas, motivos simbólicos y varias habitaciones que muestran los gustos artísticos y filosóficos de su propietario. Junto a ella está la capilla, modesta en tamaño pero rica en simbolismo esotérico, tanto en la superficie como en el subsuelo, donde conecta con el extenso sistema de túneles de la finca.